martes, 31 de diciembre de 2013

New Year

New Year
Enciendo el segundo cigarrillo en lo que va de la noche y el último del año.Si cumplo mi objetivo el año que viene lo dejo, igual que lo dije el año pasado.
Lo enciendo mientras el atronador sonido sale por los parlantes y llega a un mar de gente bailando. La verdad es que es la última vez que le hago caso a Tom, me hubiera quedado en casa o en lo de Sara, mi novia.
Una chica borracha me empuja y casi tiro el cigarro al suelo ¿Acaso pretende comenzar su año así? Le hubiera arrancado las alas de Tinker Bell si me vomitaba los zapatos. Repito que es la última vez que sigo a mi mejor amigo a un lugar así, encima hay que venir disfrazados. Salgo a la especie de balcón terraza para tomar aire.
Estoy fumando, así que en realidad no salgo a tomar aire, pero estoy cansado de que desconocidos me empujen. Observo mi reloj y sé que solo quedan diez minutos.
Diez minutos de otro año de mi vida, vaya diferencia con el anterior. Un número cambia en la tabla pero todos creen que de golpe serán mejores personas. Yo también, pero ya estoy acostumbrado a fallar en esos objetivos ilógicos que te planteas a fin de año.
Otra calada del cigarrillo y pienso en tantas frases que oí o pronuncié a lo largo de mi vida: “Este año empiezo la dieta”, “Este año voy a conseguir pareja”,”Este año prometo esforzarme más”, si claro, objetivos infundados en un momento de esperanza por un digito distinto. A veces me sorprende lo tontos que somos los humanos. Plantearme la estupidez humana disfrazado de cavernícola me hace sentir aún más estupido.
Dejo salir el humo de mi cigarro. Por lo menos no soy un conejo, o el pitufo que se besuquea con la borracha hada de Disney.
Sara debe estar en su casa, con sus amigas y unos cuantos de mis amigos, comiendo algo y riendo de las tonterías. Le gusta reír, a veces demasiado para mi gusto. Es algo que detesto y a la vez me atrae, como tantas cosas de ella.
Tiro la colilla al suelo y observo el reloj, fumarme el cigarro y pensar me tomó más de cinco minutos. Tengo cinco minutos para esperar que sea año nuevo, luego otros diez buscando a Tom entre la multitud y otros diez convenciéndolo para irnos. Eso si lo encuentro, o si lo encuentro solo. Si no va a tomar mucho más, pero no creo que aguante.
Me acerco al borde, al que da a la calle y observo a una familia comiendo enfrente. Niños pequeños de rubios cabellos que juegan y ríen.
Ellos por lo menos están donde quieren, o donde deben. Una sirena intenta iniciar una conversación conmigo, intentando que sea su beso de medianoche. Le respondo de manera cortante y sé da cuenta que no va a tener suerte así que me dice algo que no entiendo y se va.

La gente comienza a contar los últimos diez segundos y yo los sigo con el movimiento de mis labios pero sin pronunciar palabra. Saco el teléfono para ver si hay señal y es claro que no hay, nunca lo hay en esta ciudad.
Lo guardo y la gente se besa a mi alrededor, la mayoría extraño solitarios. Me pregunto que tuve en la cabeza cuando acepté venir a esta fiesta. Ni siquiera me gusta la música que pasan, la gente que hay y mucho menos disfrazarme.
Saqué otro cigarro y lo prendí en mis labios, en cuando mi teléfono tuviera señal le diría a Sara feliz año y que mande a su hermano a buscarme, que Tom se las apañe solo.
Entro de nuevo y lo veo a Tom en su traje de pirata besándose con la sirena. Así que ahí fue a parar. Lo tomo del brazo y él me observa desconcertado, al parecer estuvo tomando. Suelto el humo y le digo que me voy, que hace cinco minutos que lo estaba buscando.
Cuando tiro la colilla al suelo al salir del establecimiento me doy cuenta que es año nuevo y estoy fumando, volví a romper mi objetivo.
Les dejo esta pequeña historia que escribí.Feliz año gente, que el próximo año sea mejor que este y que esos tontos objetivos que se plantean, los cumplan este año, no como siempre nos ocurre que nos olvidamos.

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